jueves, 8 de noviembre de 2012

Las niñas fallecen en verano y Todorov nos enseña que la estructura no es tan estructural


¡Torres de Dios, poetas! ¿Qué digo? ¿Qué dije?
Torreones de poetas. Poetas en cuclillas.
¡Oh, por Dios! ¡Qué amarga amargura me amarga
el lúpulo vecinal! ¿Decías algo o solo esquizofrénicamente
cazas versitos de cuartel?

 Y yo qué pensaba, pensé desde mi narciso colectivo,
Al cruzar del amarillo al azul: Cioran, las putas, Dalí o Gala.
Alondra, alondra, yo te desplumaré las tetas.
Y el terciopelo escapaba,
se escondía en las minifaldas,
justo en los muslos y las almejas.

¡Oh, por Dios! ¡Qué lengua deslenguada
anuncia la muerte de burgueses tinterillos!
¡Y yo qué decía, qué pensaba, qué tarareaba!
Burla burlando los equinoccios fatídicos,
burla con sorna y ramificaciones semiológicas,
con que esto no es poesía,
afirman los zombies anglosajones.


Dame la llave del mundo de los teletubies.
Dame la pata perrito falderon.
Las putas, los mendigos, los alcohólicos,
saludan el amanecer de los yigüirros y los monstruos.
¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! Lento, pero seguro,
El ciempiés te comerá las entrañas entrañables,
los sueños y las memorias
.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Oda Olímpica

 
Es cierto.

Por tu culpa.

Por tu gran culpa,

bajaron a las calles,

a los puertos,

a las cantinas,

a los prostíbulos,

como una manada de payasos o zombies,

con soundtracks y hoteles de paso,

con mastubatorios y mingitorios,

con risas de afeitar.

 

Bajaron del Olimpo, aunque nunca conocieron el Olimpo,

más bien, descendieron de su burguesa bajura,

a cazar basureros y mastodontes,

a curtir el cuero de los matamoscas y los catres,

a decir que la poesía no sirve para nada,

a decir que esto es poesía,

que la poesía murió

en la grotesca podredumbre de sus covachas,

a mirar los barrios con el mismo desprecio

de los aristócratas y los comediantes.

 

Así, de esta manera,

despreciaron los castillos y las catedrales,

los laberintos y los anagramas,

para reírse a mandíbula suelta de los lectores,

con piruetas y carcajadas,

con el poema-chiste

y el poema-objeto.

 

Es cierto,
 
los poetas bajaron de su montaña rusa,

de su torre de marfil y ébano,

de su templo de albas y gargantas,

de sus endechas paradisiacas.

 

Pero, gracias a ti,

volverán a subir por ascensores, escaleras, cuerdas,

buscando el aire azul y frío de la noche,

buscando esa región en que la muerte

se trasparenta con los sueños.  

REFLEXIONES ACERCA DE LA ANACRONÍA POÉTICA EN LA POSTVANGUARDIA Y TRANSVANGUARDIA

  El anacronismo es uno de los problemas que más interés ha suscitado en mi mente, quizás, porque la literatura acontece en el tiempo sin to...